Cuando el año pasado el entonces ministro Rafael Rey promovió los decretos legislativos que supuestamente escondían la intención de dejar en libertad a militares y policías sentenciados o procesados por violación a los DDHH (incluido el grupo Colina) aparecieron en varios sitios (incluido mi universidad) afiches y volantes convocando a una marcha para protestar en contra. Sin embargo justo por esas fechas, salieron en libertad Lori Berenson y otra terrorista que ahora no recuerdo su nombre, pero como era de preverse, ninguno del rojerio se pronuncio en contra ni organizo marcha alguna. Algo parecido sucedió con Fujimori: el dia que lo sentenciaron las ONGs de DDHH llegaron hasta el punto de hacer fiestas para celebrarlo; pero cuando a Abimael Guzman le volvieron a hacer juicio (porque no se respetaron sus “Derechos Humanos” ¡Que tal concha!) y lo sentenciaron ninguna de las mismas ONG se pronuncio e hizo fiesta alguna. (Moraleja para los que lean esto: si en algún momento de sus vidas no son capaces de medir las cosas con la misma vara, en vez de medir con varas distintas ¡No midan nada!).
Hasta ahora no me cabe en la cabeza porque las ONGs de DDHH y otras instituciones como el IDL aprueban las solicitudes de terroristas y otras basuras para que se les respete “su debido proceso” y los defienden en causas legales. ¡Por el simplemente hecho de ser criminales deberían rechazarlos! Pero no, ya sea por dogmatismo o por estupidez los rojos casi siempre saltan con los DDHH solo cuando se trata de la “protesta social” (por lo general, vandalismo donde se bloquean vías, se queman llantas, se tiran piedras, se desabastece a las ciudades, se destroza la propiedad privada y donde incluso algunos cobardes ponen como escudo a sus mujeres e hijos, entre otras perlas), el “conflicto armado interno” (ósea terrorismo, pero dicho de una manera mas bonita porque la izquierda nunca debe quedar mal, así sea radical) y demás maquillajes. Salen a hablar en los medios de comunicación y casi siempre sueltan la palabra “genocidio” o “fascista” como calificativo al gobierno de turno cuando este “reprime” (ósea, defiende la vida, la propiedad y el derecho al libre transito de los ciudadanos y hace respetar el Estado de Derecho) las protestas devenidas en actos vandálicos. Pero cuando mueren policías defendiendo el orden y la tranquilidad del país, ahí si no dicen nada. O ustedes creen por ejemplo que hay ONGs que trabajan en los casos de los policías asesinados en Bagua. No pues. Es que para ellas los policías y militares son agentes de la “represión” y con ellos no hay genocidio (ni tampoco plata). Solo hablan de genocidio o fascismo cuando los que mueren o los heridos son los revoltosos. Como los nativos que estaban defendiendo sus tierras, tierras que no usan ni dejan usar para la satisfacción de las necesidades de una población peruana que crece y que necesita de los recursos naturales; pero no, no podemos porque en los cerros, bosques o ríos ubicados a cientos de kilometros de donde viven habitan dioses o tienen vida propia (ósea mañana yo digo que en la vereda de mi casa habita un santo y entonces me opongo a que las personas caminen por ella y al que se atreva a hacerlo lo mato). Ya me imagino que hubiera pasado si hubieran muerto mas nativos que policías…
Por una cuestión de sentido común no se deben respetar (si es que cabe el termino respetar en este caso) los DDHH de quienes deliberadamente no respetan los de los demás (léase asesinos, secuestradores, violadores, pandilleros, terroristas, etc. etc. etc.). Es simple. De cuantos lacras ya nos hubiéramos librado si existiera la pena de muerte. ¿Ojo por ojo en pleno siglo 21? Si. En esta parte del continente la vida no es como en los países nórdicos (que según mi gran amigo son “socialistas”, lo cual ya he escuchado antes y es tan absurdo como decir que China sigue siendo comunista; anda pregúntale a un sueco o finlandés si considera que su sociedad es socialista y de seguro te manda a volar; no hay que ver cosas donde no las hay). Aquí hay mucha gente con una enorme perdida de valores, mucha gente con resentimiento y envidia por lo que otros tienen o por la mejor vida que otros tienen, mucha gente que nació sin su pan bajo el brazo y sin oportunidades de nada (sobrepoblación que según el malthusianismo es un obstáculo para el desarrollo e incrementa la pobreza en la sociedad, teoría que defiendo y que ha sido validada por la historia) y cuya mayoría no ve otra salida que dedicarse al crimen.
Desgraciadamente la mayor parte de la clase política y eclesiástica siempre se opone excusándose en el Pacto de San José o Dios: ¿Quien diablos va a dejar de entablar relaciones con un país solo porque aplica la pena de muerte? ¡Lo que importa entre países es el billete! ¡Nada más! Por otra parte yo también soy católico y creo en Dios pero desafortunadamente Dios no vive en el Perú ni sus Ángeles son pandilleros hijos de puta que matan por un par de zapatillas. Al final, también es cierto que la mayoría de quienes se oponen a la pena de muerte lo hacen porque ni ellos ni sus familiares han sido victima de la delincuencia hasta ahora (los politicos y curas de elite siempre andan con guardaespaldas); pero el día que les pase algo ese día vamos a ver si siguen hablando de los pactos internacionales o considerando “humanos” a quienes muestran un desprecio total por el ser humano. (Ah y otra cosa: que no me venga la “progresia” con eso de que los humanos somos animales, decir eso demuestra un complejo de inferioridad por parte de quienes lo sostienen; por ultimo ¡Los animales seran ellos!)
Ojala algún día algún presidente con pantalones se zurre en los pactos y en la oposición conservadora y caviar e implante la pena de muerte o al menos que apruebe un decreto en el que los que los criminales no tengan derecho a nada; o bueno si a algo: a ser eliminados.