Cuando la Sociología se fusiona con el proselitismo en época de elecciones es lo peor que le puede pasar. Pasa a convertirse, de una carrera algo devaluada, a una carrera totalmente devaluada. En un medio para los intereses de arriba. Mucho me dirán que es inevitable, que los sociólogos son personas, y como la mayoría de personas, tienen inclinaciones o preferencias políticas, pero cuando los sociólogos llegan al extremo de convertirse en activistas a tiempo completo de determinado candidato y saturan sus círculos sociales con su apoyo desmedido a su candidato, pierden credibilidad y objetividad en sus análisis y aportes. Sea el candidato que sea.
Desde estas últimas semanas he visto como gente que conozco demuestra tal apasionamiento por uno y contra otro candidato. Por ejemplo en el Facebook. Por todos lados hay gente que bien ama u odia a PPK (es cierto, lo mismo sucede con Humala, Keiko y Toledo, pero en menor medida). A raíz de su crecimiento vertiginoso todo el rojerio y la progresía ha pegado el grito al cielo y ha comenzado a inundar las redes sociales con imágenes y publicaciones antiPPK. Lo acusan de pro-yanqui, de ultraliberal, de payaso, de que ha despertado el favoritismo del electorado solo porque le tocaron los genitales. Y saben que: les doy la razón en los dos últimos casos (en los dos primeros no porque son las mismas cojudeces de siempre).
Si, porque PPK me hace recordar un poco a Abdalá Bucaram, ese ex presidente ecuatoriano al que vacaron entre otras cosas, por sus payasadas. Y porque es cierto, desde que le tocaron por primera vez los genitales PPK comenzó a subir en las encuestas. Pero… LA VACA YA NO SE ACUERDA CUANDO FUE TERNERA. Ya no se acuerdan cuando Susana Villarán comenzó a crecer electoralmente solo porque dijo que fumaba marihuana y porque vendió una imagen de “tía bacán” (cuantos fronterizos, los mismos que hoy son antiPPK votaron por ella básicamente por esas dos cuestiones), lo mismo que sucede con PPK, convertido hoy en un “tío bacán”, en una estrella de rock. Es decir las mismas variables que se dan ahora con PPK sucedieron con Villarán, Entonces, antes de ver la paja en el ojo ajeno, fíjense en la que hay en el suyo. Los mismos que hoy despotrican contra PPK son los mismos que votaron por Villarán y NO TIENEN LA CATADURA MORAL para renegar y despotricar contra la enorme y galopante campaña de PPK en las redes sociales (y tambien en las calles), porque así como muchos llenan sus perfiles con imágenes y publicaciones a favor de PPK, hubieron muchos que en la campaña pasada saturaron la red y las calles con campañas a favor de la inepta y palabrera (típico de una socialista) que tenemos hoy por alcaldesa e incluso hubieron quienes llegaron al extremo de (por ejemplo) poner en su perfil el símbolo de Fuerza Social junto a las fotos de sus rostros. Mejor calladitos, aguantense a PPK nomas.
Se que muchos han escuchado esa frase que dice que los cristianos, judíos y musulmanes adoran al mismo Dios pero de distinta manera. Y hasta cierto punto es cierto. Y se me viene a la mente esa frase porque en estos últimos días he sido testigo de una trifulca cibernética por correo, en la que algunos de mis amigos se enfrascan en una pelea de ideas, unos que le van a Toledo y otros a PPK. Y al final en mayor o menor intensidad, estos candidatos junto con dos mas representan la continuidad de la política y economía liberal en nuestro país, cosa que me parece bien y no tengo problemas en decirlo, con una excepción: por mas liberal que sea, que salga Keiko de presidente sería tan nefasto (es como si en Chile saliera elegida la hija de Pinochet o en Argentina la hija de Videla - aunque la comparación de Fujimori con esos dos dictadores resulte excesiva) como que salga el estatista y fascista de Humala. Dice que ha cambiado y se ha moderado. Si Juan, y yo soy marxista…
Y a pesar de todo lo que dije de PPK líneas arriba (ven que yo SI puedo separar las cosas y ser objetivo), votare por él. Y no pienso ahondar en el porqué aquí. No haré de este blog un medio de proselitismo (y decir solamente que voy a votar por alguien no lo es).